Primer trasplante de riñón de un donante vivo con VIH a otra persona con VIH
Por primera vez en la historia, un equipo multidisciplinar dl Hospital Johns Hopkins Medicine (EE.UU.) ha completado un trasplante de riñón entre una persona que vive con VIH y un receptor que también está afectado con el virus de la inmunodeficiencia humana.
«Esta es la primera vez que a alguien que tiene VIH se le ha permitido donar un riñón en el mundo, y eso es impresionante: una enfermedad que fue una sentencia de muerte en la década de los 80 se ha convertido en una patología bien. Esto es increíble», explica una de las autoras del estudio, Dorry Segev.
Las personas que viven con VIH no han podido donar riñones hasta ahora porque existía la preocupación de que el VIH fuera un factor de riesgo demasiado importante para la enfermedad renal en el donante. Sin embargo, una reciente investigación de Segev y sus colegas sobre más de 40.000 personas que viven con VIH demostró que los nuevos medicamentos antirretrovirales son seguros para el riñón, y que aquellos con un VIH bien controlado -carga viral no detectable matenida en el tiempo- tienen básicamente los mismos riesgos que aquellos sin VIH y son lo suficientemente saludables como para donar riñones.
Esta es la primera vez que a alguien que tiene VIH se le ha permitido donar un riñón en el mundo, y eso es impresionante
«Esto hace avanzar la medicina y, al mismo tiempo, derrota el estigma. Anima a la sociedad a ver el VIH de manera diferente. Cada trasplante exitoso acorta la lista de espera para todos los pacientes, sin importar su estado serológico», detalla otra de las responsables, Christine Durand.
Durand y Segev están liderando ‘ HOPE in Action’, una iniciativa que abarca múltiples estudios que exploran la factibilidad, seguridad y efectividad de los trasplantes de VIH a VIH. Además de dirigir el equipo que realizó el primer trasplante de un donante fallecido en EE.UU. en 2016, están dirigiendo dos ensayos financiados con dinero público de trasplantes de riñón e hígado de VIH a VIH.
Quiero que la gente cambie lo que cree que sabe sobre el VIH. No quiero ser la heroína de nadie. Quiero ser el ejemplo de alguien, la razón de alguien para que considere donar
Nina Martínez, la donante de riñón de 35 años que tiene VIH, vive en Atlanta y es consultora de salud pública, voluntaria de investigación clínica y defensora de políticas que eliminen el estigma que aún rodea al VIH. «Yo sabía que gozaba de buena salud. El VIH ya no era una barrera legal para la donación de órganos, y nunca consideré que fuera una barrera médica. Quiero que la gente cambie lo que cree que sabe sobre el VIH. No quiero ser la heroína de nadie. Quiero ser el ejemplo de alguien, la razón de alguien para que considere donar», explica.
En julio de 2018, Martínez leyó a través de redes sociales que una amiga que también tenía VIH necesitaba un trasplante de riñón. Familiarizada con el proceso de investigación médica y las políticas de salud pública, se puso en contacto con la Universidad Johns Hopkins. Después de hablar con Segev sobre la posibilidad de donar, viajó a Baltimore en octubre para someterse a una evaluación que evidenciara que estaba lo suficientemente saludable como para donar.
Sin embargo, antes de terminar con el proceso, su amiga falleció. Aún así, decidió que todavía estaba dispuesta a donar, en esta ocasión a una persona anónima. Entonces, el equipo quirúrgico confirmó que Martínez tenía riñones sanos y una carga viral indetectable, lo que cumplía con los criterios requeridos por las garantías federales estadounidenses. Una vez que recibió la aprobación de los médicos, ha conseguido donar con éxito un riñón a un receptor que desea permanecer en el anonimato.
Indetectable = intransmisible. Actualmente hay evidencias contundentes de que las personas que viven con el VIH con una carga viral indetectable no pueden transmitir el VIH mediante el intercambio sexual. Entre 2007 y 2016 se llevaron a cabo tres amplios estudios sobre la transmisión sexual del VIH entre miles de parejas en las que uno de los componentes vivía con el VIH y el otro no. En dichos estudios no se produjo ni un solo caso de transmisión sexual del VIH de una persona que viviera con el VIH con supresión vírica a su pareja seronegativa.
Para muchas personas que viven con el VIH, la noticia de que ya no pueden transmitir el VIH les ha cambiado la vida. Además de poder elegir entre tener relaciones sexuales con o sin preservativo, muchas personas que viven con el VIH y tiene supresión vírica se sienten liberadas de y l estigma que conlleva vivir con el virus. Saber que ya no pueden transmitir el VIH en sus relaciones sexuales puede facilitar que muchas personas que viven con el VIH se sientan firmemente comprometidas con la prevención a la hora de abordar sus relaciones presentes o futuras. En el futuro, también podrán ser donantes.
ABC Salud