“No sólo cuidamos niños, estamos impactando vidas”
Es poco más de las 9:00 de la mañana. Una agente educativa toca la güira, mientras quince pares de manitas aplauden de manera entusiasta. Sonríen, saltan y bailan al ritmo del instrumento, hasta que de repente, la música se detiene.
-¿Para qué sirven las manos? pregunta ella, y un coro alborotado le responde: – ¡Para aplaudir! -¿Para qué más?, insiste ella. -¡Para tocar! ¡Para agarrar!…
La dinámica forma parte de las técnicas de estimulación infantil para el desarrollo del lenguaje utilizado en el Centro de Atención Integral para la Primera Infancia (CAIPI), “Los Cantares”, ubicado en el sector Los Tres Brazos, en el Gran Santo Domingo, y que se extiende en las 59 nuevas estancias infantiles construidas en los dos últimos periodos de Gobierno de Danilo Medina y en los 51 viejos centros que anteriormente operaban bajo la gestión del Consejo Nacional de la Niñez (Conani) como parte de la política pública que lidera el Instituto Nacional de Atención a la Primera Infancia (Inaipi)
El ambiente cambia al pasar de un salón a otro. El bullicio da paso a la melodía de un carrusel. Allí, otra agente arrulla a un recién nacido, mientras otros cuatro, duermen plácidamente en colchones de vistosos colores. Es la acogedora sala habilitada para bebés de 45 días a un año de edad.
En la habitación contigua hay una sala amueblada con juguetes y otros objetos para la estimulación temprana de los niños de uno a dos años que comienzan a preparar la transición hacia la educación inicial, la cual está dotada, incluso, con inodoros y lavamanos en miniatura que ayudarán a los infantes a superar la etapa del pañal y adquirir el control de sus esfínteres.
Al llegar a otra de las diez salas con que cuenta la infraestructura para albergar a los niños según su rango etario, la encargada de los Caipi a nivel nacional, Ana Raquel Cabrera, explica que más que centros para el cuidado y nutrición de los niños de cero a cinco años durante ocho horas, se trata de espacios pensados y destinados para brindar una atención integral, más centrada en la parte educativa.
Algo más que cuidado
“Nosotros no sólo cuidamos niños, estamos impactando vidas. En esta sala, por ejemplo, empezamos a trabajar actividades de estimulación, motricidad fina, para estimular el pensamiento lógico matemático de los niños que son planificadas. Como nosotros estamos adscritos al Ministerio de Educación, aseguramos los cupos de los niños, para que una vez terminen este ciclo, ingresen de inmediato a la escuela, mayormente de tanda extendida, para que sigan el mismo trayecto que llevan aquí. Por ejemplo, en la zona de Bávaro, donde hay mucha movilidad de los padres, por el tema hotelero, nosotros le damos seguimiento hasta que estén en una escuela. El niño se va, pero nuestro equipo multidisciplinario le da seguimiento”, explica.
Al igual que la de Los Tres Brazos, cada una de las estancias infantiles diseminadas en todo el país cuentan con un equipo estándar de 39 personas, lideradas por un coordinador o encargado administrativo, una coordinadora educativa, diez agentes y diez asistentes educativas, dos agentes de desarrollo social, dos agentes de salud emocional, un agente de salud y nutrición, tres cocineros, cuatro conserjes, un portero y tres vigilantes nocturnos, que en conjunto atienden a una matrícula de 226 niños.
Al llegar a la sala de juego-trabajo, encontramos un mini colmado, un área de lectura, otra de arte, la zona de pensar, en donde se desarrollan juego de roles, dramatizaciones y actividades con la idea de fomentar el aprendizaje mediante el juego. “Nosotros no vamos a sentar a un niño en una mesa porque tiene un nivel de atención muy bajo. Ahora lo importante es que el niño juegue y en ese juego nosotros vamos integrando contenidos educativos”, explica Cabrera, mientras muestra cada uno de los llamativos recursos educativos.
Mientras tanto, otro grupo de niños toma el desayuno del día (avena en cuchara) en un amplio comedor, otros, acompañados por sus cuidadoras, corretean divertidos por el patio de juegos, cubierto de grama, que comunica con todas las salas.
Alimentación sana y variada
Cerca del comedor, está la cocina industrial, cuyos empleados fueron entrenados en técnicas de manipulación y conservación de alimentos y están llamados a ofrecer desayuno, almuerzo y dos meriendas, acordes a un variado menú que responde a las necesidades nutricionales de los niños. El menú del mediodía de ese día está compuesto por arroz, habichuelas, carne molida y ensalada hervida. Las meriendas: compota con galletas y jugo con galletas.
La doctora Jenny Peguero, es la agente de salud y nutrición que da seguimiento al peso y talla de los infantes y orienta a los padres para el seguimiento del esquema de vacunación, sobre la importancia de buenos hábitos nutricionales y la higiene adecuada que evite la aparición de enfermedades en el seno de los hogares. En caso de cualquier emergencia, también los refiere a la Unidad de Atención Primaria (UNAP) más cercana.
“Muchos niños entraron con bajo peso y han evolucionado muy bien después de estar aquí, han aumentado de peso. Muchos vienen con malos hábitos alimenticios y aquí libramos una batalla con ellos porque las abuelas les dan todo licuado, y aquí hay que buscarle formas y técnicas para que se integren a la alimentación variada. Incluso, hay uno que está siendo tratado en terapia de nutrición”.
La doctora detalla que muchos cursan con enfermedades de la piel, otros con procesos gripales y virales, que son referidos a las UNAP porque allí no tienen la facultad de medicarlos.
Cabrera agrega que en caso de detectar alguna discapacidad tienen convenios con el Centro de Atención Integral a la Discapacidad (CAID) para las terapias.
Más vulnerables tienen preferencia
Lograr un cupo en una estancia infantil no es asunto fácil, puesto que la metodología de ingreso se basa en el resultado de un levantamiento realizado por el departamento de Participación Comunitaria del Inaipi, que se acerca a la comunidad donde se va a construir la estancia para captar a los 226 más vulnerables, en función, no sólo de las condiciones socioeconómicas de sus padres, sino también de si quién ejerce la función de cuidador inmediato puede poner en riesgo la integridad física y salud emocional del infante. Así, son privilegiados aquellos que viven con un envejeciente, los que son hijos de trabajadoras sexuales, aquellos, en cuyos hogares, algún miembro consume alguna sustancia alucinógena o los que son cuidados por un hermano menor.
La cantidad restante ingresa bajo otra metodología de atención en los llamados Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAFI) , basado en el Programa de Base Familiar y Comunitaria que contempla visitas domiciliarias donde animadores enseñan a los padres técnicas de estimulación temprana, prácticas de crianza positiva, entre otras orientaciones para la prevención de enfermedades.
En lo referente al desarrollo psicosocial, cada Caipi cuenta con dos agentes de desarrollo emocional para detectar y tratar conductas inadecuadas, necesidades especiales de aprendizaje, posible abuso físico, situaciones de origen clínico, entre otras.
“Todos los días citamos padres cuando vemos que la conducta del niño no es la de costumbre. Si el niño es tranquilo y de repente, llora sin causa aparente, golpea a sus compañeros en sala, está agresivo comenzamos a investigar”, explica la psicologa clínica Mirna Sánchez, quien detalla que periódicamente se les dan talleres de formación a los padres y orientaciones precisas para el desarrollo sano e integral de sus hijos mediante prácticas de crianza positiva, y en caso que los problemas conductuales o cognitivos no puedan ser tratados en el centro, se refiere a terapeutas en instituciones de la comunidad con las que tienen convenio.
Ana Raquel Cabrera agrega que el Inaipi ha establecido una ruta crítica para la prevención, detección, referimiento y atención a situaciones de abuso desde la sospecha, confirmación y atención en las fiscalías barriales, el Consejo Nacional de la Niñez, entre otros organismos.