Coalición de Merkel en plena incertidumbre tras el revés electoral de Baviera
BERLÍN, Alemania. El histórico revés electoral sufrido en las elecciones regionales de Baviera sume este lunes en la incertidumbre a los aliados de la canciller Angela Merkel, que se preguntan sobre el futuro de la inestable coalición que gobierna Alemania desde hace seis meses
“La gran coalición es una tumba” tituló el diario popular Bild resumiendo los temores de los principales partidos, un día después de esta elección.
Los electores bávaros han infligido duras pérdidas a dos aliados de la canciller, que gobiernan con su partido de centro derecha (CDU).
La CSU, aunque llegó en primer lugar, sale especialmente mal parada. Con 37% de votos, pierde su mayoría absoluta en el parlamento regional, algo que sólo le ocurrió una vez en 50 años. Para gobernar, tendrá que aliarse con un movimiento independiente de derecha, los “Electores libres”.
Otro aliado de Merkel, los socialdemócratas del SPD, en quinto lugar, han sufrido una verdadera debacle sin siquiera llegar al 10% de votos. Esta catástrofe alimentará los interrogantes en el seno del SPD sobre el interés de participar en la coalición gubernamental, en la que entraron a regañadientes la pasada primavera boreal tras las elecciones legislativas de hace un año.
Tras esta elección, la nueva dirigente del SPD, Andrea Nahles, prefirió postergar para “los próximos meses” la decisión de mantener a los socialdemócratas en la coalición. Muchos cargos del SPD abogan por salir de ella, y la prensa especula sobre un posible gobierno minoritario en ese caso.
Pen (Agrupacón Nacional, extrema derecha), quienes esperan que esta “dinámica” anuncie “un vuelco de los equilibrios políticos en el Parlamento europeo” en 2019.
“Tsunami”
Los partidos de oposición, sobre todo los Verdes, salen muy reforzados de la elección en Baviera. Los ecologistas, con 18%, se imponen como segundo partido en la región.
Por su lado la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), prosigue (10,6%) su implantación en el paisaje político alemán. AfD, creada en 2013, tiene ahora representación en 15 parlamentos regionales, sobre 16.
Siete meses después de haberse difícilmente configurado, la “gran coalición” nacional entre conservadores (CDU/CSU) e izquierda moderada (SPD) parece ahora seriamente amenazada.
“El epicentro de este seísmo político está en Baviera, pero puede provocar un tsunami que barrerá al gobierno federal”, asegura la revista Der Spiegel.
Este terremoto puede sufrir otra réplica el 28 de octubre en otra elección regional crucial para Merkel, en Hesse.
Esta vez es un fiel de la canciller, y cacique de la CDU, Volker Bouffier, quien pone en juego su mandato de ministro-presidente. Un revés salpicaría directamente a la canciller.
Merkel está ya debilitada como nunca antes, pues es criticada en su propio campo por su política en materia de inmigración, tras haber dejado entrar a más de un millón de refugiados en 2015-2016.
Está además en conflicto casi permanente con su ministro de Interior y dirigente de la CSU, Horst Seehofer, que intentó –al endurecer su posición sobre migración– frenar la ascensión de la extrema derecha.
La estrategia no funcionó. Según sondeos, los ciudadanos tentados por la extrema derecha no regresaron al seno de los conservadores y, otros, más moderados, optaron por los Verdes.
Desamor
“No se pueden ganar elecciones con un desplazamiento a la derecha”, denunció el dirigente CDI de Renania del Norte-Wesfalia, Armin Laschet.
¿Llegará este mensaje o no a Angela Merkel?
En todo caso, crece el desamor en la opinión pública hacia Merkel, en el poder desde hace 13 años, y hacia su coalición.
El barómetro nacional publicado el domingo por Bild otorga a la pareja CDU/CSU un pobre 26%, con el SPD vegetando en el 17%, el mismo nivel que los Verdes y justo por delante de la extrema derecha (15%).
Una extrema derecha que se apresuró a pedir la salida del gobierno federal y nuevas elecciones, todo ello con el apoyo del ministro italiano de Interior y jefe de la Liga (extrema derecha), Matteo Salvini, y de la francesa Marine Le.AFP